08/08/2022. Sevilla sufrió un recorte en la dotación de agua del 70%, lo que deja 1.750 m3/ha para cada agricultor de la provincia. Según el informe “Empieza la cuenta atrás. Impactos del cambio climático en la agricultura española” elaborado por COAG, Sevilla podría sufrir 90 días de sequía en 2030 si la temperatura media del planeta asciende 1,5 grados centígrados.
La falta de precipitaciones influye directamente al abastecimiento ciudadano, pero especialmente a los agricultores. En Sevilla, donde antes se sembraban tomates de industria, pimientos, calabazas y boniatos, este año se han visto obligados a arrendar tierras en la provincia de Cádiz y Huelva donde la dotación hídrica es más alta, para así poder cumplir con los contratos adquiridos y seguir produciendo. Por otro lado, los que se han quedado a cultivar sus tierras, se han visto obligados a cambiar de cultivos, siempre buscando la optimización del agua.
Menos agua, menos producción
La sequía está mermando la producción de los campos sevillanos. Es el caso del girasol, de los garbanzos, de los almendros, de los olivos, de la remolacha y del algodón, cuyos rendimientos de producción se encuentran muy por debajo de los que se obtienen en una campaña normalizada. “La ola de calor de mayo afectó de manera significativa a todos los cultivos que se encontraban en fase de floración o desarrollando el fruto, quedando las cáscaras de las pipas vacías, o los vasillos de los garbanzos mermados”, comenta Diego Bellido. Lo mismo le ocurre a la almendra y a la aceituna, que presentan un peso y un tamaño inferior al habitual. La uva, por su parte, se ha deshidrato, consumido, y se ha adelantado la vendimia. Y el algodón está teniendo dificultades para tomar el agua de riego debido a la acción conjunta de las altas temperaturas y el viento.
A todo esto se une otro fenómeno: el agrietado y la salinización de las tierras. Tal como comenta Diego Bellido, sus tierras se están salinizando al no haber agua que diluya los productos fitosanitarios empleados (muchos de ellos contienen nitrato) impidiendo que la planta pueda absorberlos. La estampa que queda es un suelo cultivado con manchas blancas en la superficie provocadas por el nitrato, que asfixia a la planta.