20/05/2020. Pero, aparte de este factor humano está la importancia de la figura de Julio Anguita y de todos los valores que nos ha dejado.
Porque se pueden estar de acuerdo con las propuestas de Julio Anguita, con muchas o algunas de ellas e, incluso, con casi ninguna de ellas pero, ninguna persona puede quedar indiferente con los valores humanos que nos ha dejado.
Julio Anguita era, en primer lugar un hombre bueno cuya actividad personal y política iba encaminada a crear una sociedad de ciudadanos felices, es decir una sociedad justa, igualitaria, solidaria y compasiva.
Julio Anguita ha sido un modelo de honestidad personal: Mientras la mayoría de los políticos terminan su carrera política enriquecidos y absolutamente alejados del ciudadano corriente, Julio Anguita vivía sin grandezas, como un ciudadano más.
Es más, renunció a la pensión vitalicia a que tenía derecho por su actividad política por entender que esas prebendas eran injustificadas y así quiso dar ejemplo.
Julio Anguita representaba, en una palabra, a esa España que se rebela contra los aspectos mas negros de nuestra sociedad: representaba a la España de la vida, de la ilusión y de la esperanza.
Ha sido la demostración viva de que «no todos los políticos son iguales», la demostración viva de que «la esperanza siempre es posible».
Y a los que quedamos aquí, nos queda la tarea de retomar el testigo de Julio Anguita y continuar su labor.