05/04/2020. En su biografía sobre Otto Warburg, Cell Physiologist, Biochemist and Eccentric, publicada en 1981,
su discípulo Hans Krebs –el bioquímico, también premio Nobel, que más admiró Ochoa y que
intercambiaba con mi mujer mermelada casera de naranja amarga por carne de membrillo– dedicó varios capítulos a los principales logros científicos de su maestro. Una de las grandes paradojas en la historia de la ciencia ha sido que Warburg –ciertamente uno de los bioquímicos más geniales de todos los tiempos– defendiera hasta su muerte
(1970), con la obstinación propia de los grandes científicos que jamás dan su brazo a torcer, que
la reacción clave de la fotosíntesis consiste en la rotura de una molécula activada de anhídrido carbónico.
En 1962 con motivo de la celebración en Francia de la “I Conference on Photosynthesis”
–que tanto me enseñó e impresionó– y en una muy amena conversación relajada mientras mi amigo Josie Bové y yo cenábamos con el profesor Warburg en una terraza del Barrio Latino de París, el propio Warburg contestó radiante a mi pregunta de cuál había sido el descubrimiento más importante de su vida, repleta de fabulosas conquistas y Una de las grandes paradojas en la historia de la ciencia ha sido que Warburg –ciertamente uno de los bioquímicos más geniales de todos los tiempos– defendiera hasta su muerte (1970), con la obstinación propia de los grandes éxitos científicos, con las siguientes escuetas palabras: “Que un fotón visible absorbido por la clorofila rompa una molécula activada de anhídrido carbónico en una molécula de hidrato de carbono y una de oxígeno”. Esta obcecación explica que, a pesar de haber tenido en sus manos la evidencia de que el nitrato se reduce fotoquímicamente a amoniaco por células del alga Chlorella, Warburg jamás admitiera que este proceso es uno de los ejemplos más simples y fundamentales de fotosíntesis.
Sobre esta sabrosísima charla he escrito muchas veces para subrayar cuánta dura cerviz, cuánto
Prof. Daniel I. Arnon Laboratory of Cell Physiology. University of California orgullo y pasión hay en los más capaces y afamados genios universales. ¡Vanidad de vanidades y todo vanidad!